El principal motivo por el que he empezado a escribir este blog es que hoy (12/02/15) emigro. Suena raro decirlo así. Todos lo llamamos “salir de España para buscar trabajo”. La palabra emigrar tiene para mí más peso, es más seria.
Tengo suerte de no ser una de esas personas que emigran simple y llanamente por necesidad. Entre mis motivos, la necesidad no es un gran porcentaje. Desde que era una adolescente he soñado con vivir en Londres y trabajar unos años allí. Ahora que ha llegado el momento, he cambiado Londres por Dublín por diversas razones (aunque en el fondo, la idea de Londres siga ahí).
Si deseo y necesidad coinciden, entonces, ¿por qué no hacerlo? Es una experiencia que quiero vivir y si no lo hago ahora que tengo 24 años seguramente no lo haré nunca.
No ha sido una decisión fácil, claro que tampoco es una decisión definitiva. Voy a intentarlo. Me he dado un plazo de tres meses para conseguir algo “de lo mío” (he estudiado la doble licenciatura en ADE y Derecho).
Como dije en la anterior entrada, cuando uno vuelve de Erasmus vuelve sin miedo, cosa que yo hice, pero fui recuperando una parte de ese miedo conforme pasaba el tiempo. Y a lo que le tengo miedo ahora mismo es a lo que estos días mucha gente ha llamado mi “nueva vida”. Asusta decirlo pero eso es lo que hay. En apenas mes y medio cumpliré 25 años y hace nada terminé mis dos carreras. Me lo crea o no, soy una mujer adulta. Uf.
Quiero trabajar. Quiero aprender. Quiero ir todos los días a una oficina, ganar un sueldo digno y ponerme metas que superar. Quiero tener una rutina y quiero que mi trabajo sea útil para otros.
Hay una cosa dentro del ámbito profesional que me muero de ganas de hacer, pero ya os lo contaré en otra entrada.
Gracias por leerme.
Patricia.