25

Como supuse, la publicación de entradas no ha sido tan productiva como yo quería. Voy a tener que proponérmelo más a fondo y al menos publicar una vez a la semana.

Se acabó el entrenamiento y ahora mismo estamos, como dicen por aquí, «flying solo». Nuestro volumen de trabajo todavía no es muy alto, tenemos muy pocos emails y llamadas al día. Aunque casualmente ayer y hoy he tenido una llamada 5 minutos antes del almuerzo. Hum.

Ahora mismo mi grupo y yo trabajamos para un cliente concreto de la empresa, pero a mediados de abril voy a empezar (junto con otros de otro grupo) un nuevo entrenamiento para trabajar con otro cliente. El servicio a este es algo más complejo, pero el entrenamiento será de tres semanas, en las que hay tiempo de sobra para aprender todo lo necesario. Tengo ganas, pero a la vez me estaba gustando bastante lo que estaba haciendo hasta ahora. No se si en el futuro trabajaré para dos clientes a la vez o sólo para uno. Os iré contando.

Hace dos días fue mi cumpleaños y este año he cumplido 25 el día 25. Hubo tarta (en casa y en la oficina), tarjetas, regalos (desde Irlanda y desde España) y docenas de mensajes de unas cuantas ciudades (y países); y, como todos los años, fue un día excepcional. La guinda del pastel fue recibir ese día mi primera paga (¡por fin!).

Ah, por cierto, nos compramos un coche.

Gracias por leerme.

Patricia

El taxista que volvió por mi

No se cuánto hace de la última entrada, pero con la rutina diaria creo tener menos tiempo libre del que en realidad tengo.

Han pasado muchas cosas. La semana pasada fue la última de entrenamiento, así que ayer empezamos con el trabajo en serio, aunque de momento estamos en lo que se llama «nesting period». Básicamente, si metemos la pata no nos van a decir nada.

El trabajo va bien, aunque por un motivo que desconozco aun no tengo acceso al sistema, así que tengo que trabajar con alguien más o pedir un usuario y contraseñas prestados. Ya he escrito varios emails y hoy he tenido mis dos primeras llamadas. La primera, de una granadina. No eran cuestiones muy difíciles, pero de momento, cuando hablo por teléfono en inglés parezco un robot. Eso no me lo ha dicho la entrenadora, ella sólo me ha pedido que mis conversaciones tengan algo más de «flow».

La única gran pega que le veo a esta situación sigue siendo el transporte. Mañana empiezo con el turno de 8 a 16.30. Ahora mismo cojo el autobús a las 8.10, pero antes de ese no hay ninguno. Y hoy, al salir de trabajar, he ido a un punto donde sé que paran autobuses (no se ni cuáles ni adónde me llevarían, pero un bus es un bus). Después de 35 minutos de espera, desistí e intenté parar un taxi. El primero me dijo que iba en otra dirección; el segundo ni siquiera paró.

«Si ni siquiera puedo coger un taxi para volver del trabajo, apaga y vámonos», pensaba, cuando vi que el primer taxista giraba en la rotonda, me pitaba y paraba para recogerme. Llevaba a una mujer que iba en mi dirección, y decidió volver para ver si yo seguía allí esperando. Catalogo esta experiencia entre las más raras en cuanto a taxis se refiere.

Definitivamente, necesito un coche.

Gracias por leerme.

Patricia.