Aviones

Lo se, no he escrito. Y sinceramente no se por qué me ha dado por abrir ahora una página en blanco y hacerlo.

El lunes pasado empecé un entrenamiento para otro cliente distinto. Son tres semanas, lo cual dice algo del nivel de dificultad (ya que el otro entrenamiento fueron dos). La verdad es que se nota la diferencia, empezar de cero y con un sistema totalmente distinto, pero no me siento agobiada. Ya me agobié en su momento cuando llevaba solo tres días de entrenamiento del otro cliente y no sirve de nada. Dentro de tres semanas miraré atrás y pensaré: «Ahora todo aquello tiene mucho más sentido».

Estamos buscando piso a las afueras de Dublín, al norte, a mitad de camino entre las dos empresas, aunque sin mucho resultado de momento. Hay que pagar el primer mes por adelantado más un depósito así que mejor esperar a la siguiente paga (¡12 días!) para ahorrar un poco.

Los días se me pasan volando. Tal cual. Me propongo hacer cosas o hablar con gente pero sin casi darme cuenta es la hora de acostarse y no le he escrito a nadie. Tengo a algunas personas abandonadas (a muchas, de hecho), pero creedme, no os he olvidado.

En general va todo bien. Sigo a gusto en el trabajo, y echo mucho de menos mi casa y todo lo que estar en ella implica, pero suplí esa falta con una mini visita el fin de semana de Pascua.

Dos días y medio en Jerez fueron suficientes para compensar los dos meses y medio fuera. Hice tantas cosas en tan poco tiempo… hasta desayuné churros. Pero también me quedó mucho por hacer.

Después de volver tomé una decisión. Volar sale caro, pero más caro me sale no ir a mi casa, por lo menos cada dos meses. Prefiero gastarme el dinero en vuelos que en otras cosas.

El 30 de mayo vuelvo 🙂

Gracias por leerme.

Patricia

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